Pensemos acerca del yo
sexual -¿qué significa para nosotros?-. ¿Incluye las fantasías que a veces creamos en momentos de
tranquilidad cuando estamos despiertos?
¿Significa la forma en que tratamos a
nuestro amante; o cuán lejos estamos dispuestos a extender los límites de la actividad sexual; o incluso
qué sentimos acerca del
sexo y cuan "sexy" consideramos que somos? Quizás incluye el diálogo continuo dentro de la mente que
hace comentarios sobre las personas que nos parecen atractivas durante el día, o cuando vemos una estrella de cine
espectacular y nos preguntamos cómo será en la cama. Sí, todo esto y mucho más, da forma al yo sexual, o identidad
sexual. La sexualidad va al centro del ser interior. Es una parte esencial de
nosotros mismos y determina cómo nos relacionamos con parejas en
potencia o a largo plazo.
A continuación tengamos en cuenta todas las imágenes sexuales que nos rodean en la
sociedad moderna. No podemos eludir las imágenes claramente sexuales en las
revistas, la televisión, las películas y los libros, aunque puede ser que
sólo nos demos cuenta en
parte de las imágenes sexuales más sutiles que se dan
en especial en la propaganda. Bombardean los sentidos con los
mensajes sexuales. Agreguemos a esto nuestro
mundo privado interno de sexualidad —los
pensamientos sexuales, sentimientos, deseos, recuerdos, actitudes, miedos e inhibiciones— y nos damos cuenta de
que el sexo ocupa una gran parte de la vida consciente. Esta mezcla de imágenes y pensamientos sexuales ejerce
influencia sobre la forma en que nos relacionamos con nuestra pareja o con
parejas en potencia. Y, por supuesto, muchos de estos estímulos sexuales se relegan al subconsciente, donde a veces permanecen pasivos y
otras influyen de forma muy activa en nuestras acciones.
Así es que muchas de las
acciones que tienen que ver con
las relaciones sexuales parecen a veces estar
lo que la gente a veces describe como "fuera de control", o más allá del razonamiento consciente. Pero a
cierto nivel, ya sea consciente o inconsciente, de cierta forma elegimos cómo comportarnos, inclusive si sentimos
que nos han impulsado a actuar de esa manera. Nos preguntamos cómo es que llegamos a estar con un amante
en especial. Y nos preguntamos por qué le permitimos ciertas prácticas sexuales a él y a otro no, y por qué no disfrutamos del sexo una noche pero
sí el día siguiente. Al tratar de entendernos a
nosotros mismos a nivel sexual la
pregunta importante es:
"¿Cómo podemos ordenar y dar forma a esta
mezcla compleja e interesante de experiencia sexual, actitudes y sentimientos
de manera tal que se pueda entender mejor nuestro yo sexual?"
Parecería que la mejor manera
de definir el yo sexual de forma correcta y comprender las implicaciones de la
definición, es explorar los
siguientes aspectos de nuestra sexualidad:
2. Cómo nos sentimos con el sexo
3.
Comportamiento sexual
4. Sueños sexuales
Aunque pueda parecer que los tres primeros aspectos
del yo sexual son claros y directos por completo, no lo
son. La forma de pensar, sentir y comportarse en la manera de expresar el yo
sexual no es siempre racionales. Veamos el ejemplo de alguien que desea tener
una buena relación sexual, en la cual
ambos amantes sienten igual placer y satisfacción en darse uno al otro y a sí mismos. Esta persona piensa que ha
conocido a la persona apropiada para tener dicha relación amorosa. Piensan que son compatibles.
Piensan que se encuentran atractivos uno al otro. Sin embargo, cuando esta
persona se enfrenta al hecho de ir a la cama con el nuevo amante, se comporta
con timidez. Estas contradicciones son frecuentes en las relaciones sexuales, y
constituye una de las razones por las cuales muchas personas tienen dificultad
para entenderse a sí mismos a nivel
sexual. El conflicto entre lo que se siente y lo que se hace en la realidad
puede dar como resultado tensión sexual, frustración e incluso temor.
Con frecuencia, los pensamientos, sentimientos y
comportamiento de las personas que sienten que algo no está del todo bien en la forma en que
interactúan durante la relación sexual, son tan confusos que no saben
por dónde empezar para
entender las dificultades-que tienen. El estudio por orden de los cuatro
aspectos de la sexualidad que se han identificado con anterioridad sirve para
ayudar a empezar a clarificar lo que sucede durante una interacción sexual en particular. La próxima vez que se sienta confusión acerca de una experiencia sexual o un
problema en la relación amorosa lo primero
que hay que hacer es una nota explicando que es lo que uno piensa de ello. ¿Consideramos que no es una forma
positiva de comportamiento? Después consideremos los
sentimientos. ¿Nos sentimos
culpables, frustrados, heridos, desdichados o incluso enojados por la cuestión sexual? A continuación considerar el comportamiento real.
Pensemos en lo que hicimos paso a paso. ¿Dimos marcha atrás en algún momento mientras hacíamos el amor? ¿Dijimos algo que lamentamos?
Examinar cada aspecto en detalle es un punto de
partida muy positivo para entender el yo sexual. Explorar el contenido sexual
de los sueños es el paso final
para llegar a entender el yo sexual.
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