Simbolismo: el sueño y los sueños por la teoría freudiana

Los sueños son realizaciones alucinatorias de desearse irracionales, y particularmente deseos sexuales que se originaron en nuestra temprana infancia y no fueron transformados completamente en formaciones reactivas o sublimaciones. Esas realizaciones se manifiestan cuando la fiscalización de nuestra conciencia se halla debilitada, como sucede en el estado de reposo. Si no permitiéramos cumplir de forma cabal los deseos irracionales, los sueños no serían tan extraños y desconcertantes. Pero rara vez soñamos que cometemos un asesinato, o un incesto, o cualquier otro crimen, y si lo hacemos, no gozamos con su realización. Al explicar el fenómeno, Freud SIGMUND supone que cuando dormimos también está medio dormida nuestra censura moral. De este modo puede introducirse las ideas y las fantasías en nuestras conciencias dormidas, a la que de otro modo les está completamente prohibida la entrada. Pero la censura sólo está medio dormida, permanece suficientemente despierta para impedir que
los pensamientos prohibidos hagan su aparición de forma clara e inequívoca. La función de los sueños es la de representar nuestro reposo, luego los deseos irracionales que se presentan en los sueños deben estar disfrazados para engañar a la censura. Lo mismo que los síntomas neuróticos, constituyen una transacción entre las fuerzas reprimidas del ego y la fuerza represora de la censura que ejerce el superego. Sucede a veces que este mecanismo de alteración no funciona convenientemente, y nuestros sueños se hacen demasiados claros para poder despistar a la censura, entonces nos despertamos. Freud sostiene, como consecuencia, que la característica principal del lenguaje onírico es el proceso de encubrimiento y desfiguración de los deseos irracionales, que nos permiten continuar durmiendo tranquilamente. Esta tesis tiene una importante relación con el concepto freudiano del simbolismo.

Freud cree que la función primordial de los símbolos es la de disfraz de deformar los deseos
subterráneos. El lenguaje simbólico es concebido como un código secreto, la interpretación de los sueños de la tarea de descifrarlo.


La tesis de la naturaleza irracional infantil del contenido onírico y de la función de formadora de la elaboración onírica condujo a un concepto mucho más limitado del lenguaje de los sueños que el que se ha sugerido en la exposición de lenguaje simbólico. Para Freud el lenguaje simbólico no es un lenguaje que puede expresar cualquier clase de sentimientos y pensamientos de manera particular, sólo expresa ciertos deseos primitivos instintivos. La enorme mayoría de los símbolos es de naturaleza sexual. Los genitales masculinos son simbolizados por palos, árboles, paraguas, cuchillos, lápices, martillos, aviones y muchos otros objetos que pueden representarlo ya sea por su forma o por su función. Los genitales femeninos son representados de la misma manera por cuevas, botellas, cajas, puertas, estuches, jardines, flores, etc.. El placer sexual es representado por varias actividades, como las de bailar, cabañal, prepare, volar. La caída del cabello o de los dientes representan simbólicamente las castraciones. Aparte de los elementos sexuales, los símbolos expresan la experiencia fundamentales del niño. Los Padres y las Madres son simbolizados como reyes o emperadores y como reinas o emperatrices, los niños, como animalitos, la muerte, como un viaje.

No obstante, en su interpretación de los sueños, Freud emplear más los símbolos accidentales que los universales. Sostiene que para interpretar un sueño es preciso dividirlo en sus distintas partes y suprimir de ese modo su sucesión simbólica. Luego se buscan las asociaciones de cada elemento del sueño y se sustituyen las ideas aparecidas en ese proceso de asociación con la parte que se presentaron en el sueño. Reuniendo los pensamientos aliados por la sucesión libre, se encuentra un nuevo texto o que tiene consistencia interna lógica y que revela el verdadero significado del sueño.


A este sueño verdadero, que es la expresión de nuestros deseos ocultos, Freud lo llamaba el sueño latente. La versión deformada del sueño, tal como nosotros lo recordamos, es el sueño manifiesto, y el proceso de deformación y enmascaramiento es la elaboración del sueño. Los principales mecanismo mediante los cuales la elaboración onírica trasladar el contenido latente del sueño a su forma manifiesta son las condensaciones, el desplazamiento y la elaboración secundaria. 

Con la condensación, Freud explica el hecho de que el sueño manifiesto sea mucho más corto que el latente. La condensación excluye una cantidad de elementos del sueño latente, combina fragmentos de diversos elementos, y los condensa en un nuevo elemento del sueño manifiesto. Si soñamos con una figura masculina autoritaria a la que tememos, vemos, por ejemplo, en el sueño manifiesto, a un hombre que tiene el cabello como el de nuestro Padre y el rostro como el de un maestro despótico, y que viste como nuestro patrón. O sea soñamos con un acontecimiento en el que nos sentimos triste y desdichados, puede mover y, por ejemplo, una casa cuyo techo representa otra casa en la que experimentamos alguna vez la misma sensación de tristeza y cuya habitación representa por su forma otra casa relacionada con la misma experiencia sentimental. En el sueño manifiesto ambos elementos se superponen para formar una misma casa. Estos ejemplos demuestran que sólo se condensan para formar una sola figura aquellos elementos que son idénticos, en su contenido sentimental. Dada la naturaleza del lenguaje simbólico, el proceso de la condensación es fácil de entender. En la realidad de externa es importante el hecho de que dos personas o dos cosas sean diferentes, pero desde el punto de vista de la realidad y interna que ese hecho no tiene ninguna importancia. Lo que interesa es que estén relacionados con la misma experiencia interna y que sean su expresión.

Con el desplazamiento o explica Freud el hecho de que un elemento del sueño latente, y a menudo un elemento muy importante, se ha expresado por un elemento remoto del sueño manifiesto y generalmente por uno que parece bastante poco importante. Por eso el sueño manifiesto tratar frecuentemente a los elementos realmente importantes como si no tuvieran ningún Valor especial, y de ese modo disfraz al verdadero significado del sueño.

Freud llamar elaboración secundaria a la parte de la elaboración onírica que completar el proceso de enmascaramiento. Se llenan las lagunas del sueño manifiesto y se subsanan las contradicciones, de tal modo que el sueño manifiesto toma la forma de un episodio lógico, concordante, detrás de cuya fachada se oculta la existente y dramática trama del sueño.

Freud menciona otros dos factores que dificultan la comprensión del sueño y se agregan a la función deformadora de la elaboración onírica. Uno de ellos es el hecho de que los elementos suelen representar exactamente lo contrario de lo que son. Está revestido puede simbolizar la desnudez, ser rico puede representar el hecho de ser pobre y un sentimiento o de particular afecto puede ser figurativo de sentimientos de hostilidad de ira. El otro factor es el hecho de que el sueño manifiesto o me interesa relaciones lógicas entre sus diversos elementos. No tiene pero, por lo tanto, porque, si, expresa esa relación lógica con las relaciones de las imágenes gráficas. El sujetos sueña, por ejemplo, que un hombre se levanta y a esa un brazo y enseguida se transforma en una gallina.

En el lenguaje de vigilia se expresa día del siguiente modo el significado del pensamiento onírico: da la impresión de que es fuerte, pero en realidad estéril y cobarde como una gallina. En el sueño manifiesto esa relación se expresa mediante la concatenación de las dos imágenes.

Debemos hacer un importante añadido a esta breve exposición de la teoría freudiana de los sueños. El hecho de que destaque especialmente la naturaleza infantil del contenido onírico podría hacer creer que Freud encuentra únicamente la existencia de una relación entre el sueño y el pasado, y no encuentra ningún lazo importante entre el sueño y el presente. Sin embargo no es así. 

Freud sostiene que los sueños son siempre estimulados por acontecimientos presentes, producido generalmente durante el día o la noche anteriores al sueño. Pero son provocados solamente por aquellos acontecimientos que tienen alguna relación con los primeros impulsos infantiles. La energía con que se genera el sueño depende de la intensidad de la experiencia infantil, pero es que el sueño no se crea si un suceso reciente no quiere la primitiva experiencia permitiendo al sueño hacer su aparición en ese momento preciso.

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